Los alumnos adquirirán conocimientos correspondientes a su nivel madurativo y que responderán, por una parte, a las necesidades planteadas por las unidades de indagación; por otra, a sus intereses y al estímulo que recibirán a partir de sus interacciones con todos los demás participantes del programa – tanto estudiantes cuanto adultos.
Un mundo cada vez más variado y complejo necesita ciudadanos que demuestren implicación e interés, entusiasmo por aprender y habilidades y conocimientos diferentes – y que además varíen a lo largo del tiempo, como corresponde a necesidades que evolucionan.
No estudiamos lo mismo que nuestros padres ni abuelos ni existe una fórmula universal que establezca una cuota fija que un niño de una determinada edad deba aprender: hemos de lograr el máximo desarrollo de sus capacidades, despertar sus intereses y facilitar su interacción con el resto del mundo, en vez de ceñirnos al conjunto cerrado de conocimientos que un conjunto cerrado de personas define para una porción cerrada del territorio.